Curso de Verano del CIE-Innobasque con Rafael Bisquerra
Pablo Cueva y Rafael Bisquerra |
Humanidad en comunidad.
La casita, sede del CIE-Innobasque |
Inteligencia emocional versus educación emocional.
Curso de verano de IE |
Bisquerra detalló los principales modelos de IE son los de Salovey y Mayer (1990), Goleman (1994) y Bar-On (1983), para luego contextualizar algunos problemas en torno al constructo de inteligencia emocional en el ámbito de la investigación en psicología, como la dificultad en la medición por la diversidad de modelos, así como las dificultades por la tradición de las principales escuelas psicológicas entre las que el humanismo aun no ha adquirido un reconocimiento suficiente. Ante un público que percibe la necesidad de trabajar lo emocional en las personas y en la organizaciones el profesor Bisquerra nos situó ante una realidad que cuestiona, por la falta de pruebas científicas incontestables, lo que a los convencidos nos parece del todo una evidencia. Supongo que una manera de solventar parte de estas dificultades es optar, como nos propuso, por adoptar un modelo integrador.
Apostar por la educación emocional, decía Bisquerra, tiene que ver con la necesidad de vincular el trabajo con los valores al de la inteligencia emocional. Esto sucede mucho más claramente en el campo educativo en la medida de que se trata de un proceso y, por ello, centrar el trabajo en el desarrollo de competencias emocionales.
La Psicología Positiva, las neurociencias y las competencias emocionales.
Las investigaciones que se están produciendo en el marco del desarrollo de la psicología positiva y de las neurociencias aportan base empírica que justifica la utilidad del concepto de competencias emocionales entendidas como capacidades aprendidas. Los descubrimientos sobre la plasticidad del cerebro, las neuronas espejo, así como los estudios que desde la Psicología Positiva se han realizado sobre las fortalezas humanas indican que hay un margen más que razonable de mejora en relación con las mencionadas competencias emocionales que, además, hay que tener en cuenta que son contextuales.Durante la sesión hubo un esfuerzo por concretar razones y traducirlas en datos que justifiquen la rentabilidad colectiva de la inversión en el desarrollo de competencias emocionales. Rafael compartió un estudio realizado en Cataluña en el que concluían que los coste por bajas laborales por problemas derivados de stress, depresión y ansiedad ascendía a 7.000 millones al año. Se ha avanzado mucho en la prevención de riesgos laborales pero en éstos no se contemplan los de tipo emocional.
La persona como centro.
Las personas en el centro |
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