Una historia sobre psicoterapia
![]() |
Consulta en las nubes: psicoterapia y dejar marchar. |
Como la única publicidad que
he hecho ha sido a través de una pestaña en este blog la primera persona
que llamó a la puerta necesariamente fue un seguidor de “entrenando
emociones”, uno de los veteranos.
Acompañar personas es ponerse a
su lado. En el caso del terapeuta se trata de ayudar a entender lo que
sucede, se trata de explorar los mapas cargados de opciones hacia el
futuro o de dibujarlos juntos cuando no los
hay, también de motivar hacia el cambio deseado, o de velar por los
objetivos de la persona que nos contrata. Pero hay algo más de lo que se
habla menos. La psicoterapia no es un proceso fácil porque nos
enfrentamos con problemas y con las emociones negativas,
con el dolor en particular.
La semana pasada me despedi en
consulta de la primera persona que llamó a mi puerta. Su planteamiento
era sencillo. No deseba sufrir más de la cuenta, ni siquiera por una
hipotética mejora. Hoy convivo con la duda sobre
si utilicé todos mis recursos para cumplír adecuadamente con mi misión.
Solo se que respeto profundamente su deseo. Siempre quedan tareas
pendientes y no todas tenemos que hacerlas el mismo día. Antes de
marchar el dijo algo que me impactó. Volveré cuando
no pueda huir de lo inevitable (o algo así). Yo me quedé pensando y no dije nada. Hoy se que llegado ese día mi mano estará para acompañarle hacia el destino que corresponda.
Cuando tu eres la herramienta
has de aceptar que hay una mano que también decide que no es la tuya.
Por eso hay veces que el acompañamiento profesional debe cesar. Soy de
los que no se da por vencido fácil pero en psicoterapia
el esfuerzo y el sufrimiento lo pone prinicipalmente el otro. Hay un
espacio de decisión que los profesionales nos reservamos, por supuesto,
un espacio que tiene que ver con lo saludable. Acompañar también
significa saber dejar marchar, aunque esto pueda verse
como un poco contradictorio. Por eso ganan valor sus palabras
reconociendo que puede haber un momento en el que retomar el camino...
Se me ocurren algunas preguntas al hilo de esta pequeña historia:
¿Realmente sabemos dejar marchar? ¿Cómo es nuestro proceso de aceptar las decisiones de los demás?
Se me ocurren algunas preguntas al hilo de esta pequeña historia:
¿Realmente sabemos dejar marchar? ¿Cómo es nuestro proceso de aceptar las decisiones de los demás?
Creo que lo dijo Sara Mago (y si no alguien tan listo como él) "he dejado de intentar convencer a los demás, es un intento de colonizarlos..." (algo así pero mejor dicho...)
ResponderEliminarCreo que todo lo "ajeno" (lo del otro) lo pasamos por nuestro "esquema de valores" y aunque hablamos mucho de empatia y cosas de esas...podemos llegar a conectar, a "ponernos en sus zapatos"...pero no hacemos lo (que deberia ser lo) más sencillo: SEncillamente escuchar sin interpretar y respetar lo escuchado...
Zoroionak en tu "nueva" andadura...
Gracias a ti, por aportar, como siempre!!!!
ResponderEliminarUna de las cosas que más cuesta trabajar es el desapego a las cosas, a las personas. Pero si lo consigues sientes una gran libertad.
ResponderEliminarHay que dar tiempo a cada persona para que encontrar su fuerza e introducirse en su parte oscura. Ya llegará ese momento, como te ha comentado tu paciente y de volver contigo si lo necesita.