Unax y el TDAH

El niño de esta historia es
feliz, todo lo feliz que se puede ser con ocho años, claro. Vamos una
felicidad intensa, redonda, brillante y calentita. Lo que más le gusta
es construir e inventar máquinas aunque también
le gusta mucho jugar en el ordenador o en la tableta. Aunque no lo dice
ya tanto le han gustado mucho los trenes y los barcos, en especial los
de vapor y los grandes veleros. A veces es muy gracioso el contraste de
verle jugar con la tecnología del siglo XXI
a historias de hace un par de siglos o más.
Escucharle hablar de sus cosas
requiere de mucha atención por parte de un adulto, así como ciertos
conocimientos léxicos para poder contextualizar "palabros" como
“minecraft”, “transformer”, “creeper”... Entusiasmado
las palabras le fluyen veloces como un vendaval ante el que solo puedes
dejarte llevar. El resto de las veces, en las conversaciones
cotidianas, parece no encontrar el hilo de las historias o,
sencillamente, se aburre y da por terminado el relato antes de
que los demás puedan haber entendido lo suficiente como para encontrar
sentido o información.
Es mimoso y cariñoso. Besos y
abrazos le sobran y los da con generosidad. También necesita que los
demás le llenemos el corazón de gestos, caricias y palabras de amor.
Muchas veces hay que recordarle las cosas que “debe
hacer” porque se le olvidan mientras se entretiene con la mosca que
vuela cerca de él. No se da cuenta, sencillamente se entretiene. Por eso
tarda mucho en vestirse, en comer o en otras tareas de ese tipo de la
vida cotidiana.
Es evidente que quiero a ese niño. Lo quiero todos los días y necesito de él.
Un día hace unos años nos
dijeron que lo que le pasaba tenía un nombre: TDAH. Teníamos que tomar
una decisión sobre si darle una medicación para ello o no. Todo este
tiempo desde ese día evalúo qué puedo hacer para
que el niño sea feliz y crezca autónomo y sano. No me preocupan los
diagnósticos, no me preocupan las etiquetas. Me preocupa que sea capaz de
disfrutar de la vida, que aprenda aquellas cosas que le hacen ser
mejor, que siga creciendo así.
Ese niño en cuyos ojos hay una puerta a un mundo impresionantemente bello, se llama Unax. Y yo soy su padre.
Si quieres hacerte una idea mejor de cómo es Unax y el resto de niños con TDAH no te pierdas este vídeo:
Si quieres hacerte una idea mejor de cómo es Unax y el resto de niños con TDAH no te pierdas este vídeo:
Q bonito Pablo, un abrazo
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