Una historia de amor

Correr hacia el amor Cuando el amor corre y hace kilómetros, éstos terminan construyendo largos caminos que atraviesan paisajes de montañas de planes juntos, de valles bañados por ríos de ilusiones, de veredas estrechas de caminar pegados… Caminos que recorren parajes con olores y sabores de besos, de amantes avanzando de la mano. Esos tránsitos, vayan lentos o vayan rápidos, siempre avanzan, como el río que busca a veces ansioso, a veces tranquilo el mar de su descanso. La velocidad nos permite ver el amor de diferentes maneras, tantas como distintas sean las intensidades que tenga. Pero siempre nos empuja, nos lleva a movernos, a no quedarnos quietos. Paradójicamente ese movimiento, es el que nos lleva, a veces, a despedirnos, a separarnos de la persona amada. En medio de la carrera, la inercia hace difícil imaginar el momento de parar, o incluso que siquiera pueda ser posible hacerlo. Así iban ellos siguiendo a su amor, a veces veloz, a veces loco. Él era tan enérgico qu...