Pequeña crónica de desamor.
9 Enero Ayer paseé por las marismas de Colindres. Mis pasos se mancharon de arena mientras buscaba huellas de alguien que ya no está. No hallé rastro alguno salvo en ciertos guiños violetas en la caída del sol reflejándose en la ria o en las nubes viajeras. Me encuentro lejos pese a que, precisamente, me asome para verla. Es extraño cómo se trasforma el amor. Ahora creo haber perdido la ansiedad de la pérdida, la fuerza de la esperanza del deseo de un volver. Sigue estando presente en mi vida como un eco de un bello pasaje de mi pasado al que honrar y que disfrutar desde el recuerdo, que es lo único que me queda. Ella se fue, no ha vuelto y ya no especulo sobre ello. 25 Enero Sigo sangrando mucho y el dolor, a veces, no me deja dormir e interrumpe mi vida. Noto su falta como una merma de felicidad, de ilusión, como un robo cromático. Por eso sigo despistado, dubitativo entre la la búsqueda de una rápida curación con medicinas de última generación, o dejar que cicatrice al aire, a ...