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Mostrando entradas de octubre, 2012

Pequeña crónica de desamor.

9 Enero Ayer paseé por las marismas de Colindres. Mis pasos se mancharon de arena mientras buscaba huellas de alguien que ya no está. No hallé rastro alguno salvo en ciertos guiños violetas en la caída del sol reflejándose en la ria o en las nubes viajeras. Me encuentro lejos pese a que, precisamente, me asome para verla. Es extraño cómo se trasforma el amor. Ahora creo haber perdido la ansiedad de la pérdida, la fuerza de la esperanza del deseo de un volver. Sigue estando presente en mi vida como un eco de un bello pasaje de mi pasado al que honrar y que disfrutar desde el recuerdo, que es lo único que me queda. Ella se fue, no ha vuelto y ya no especulo sobre ello. 25 Enero Sigo sangrando mucho y el dolor, a veces, no me deja dormir e interrumpe mi vida. Noto su falta como una merma de felicidad, de ilusión, como un robo cromático. Por eso sigo despistado, dubitativo entre la la búsqueda de una rápida curación con medicinas de última generación, o dejar que cicatrice al aire, a

Cuento sobre el amor del mar y la playa

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Amor entre el mar y la playa No se sabe, en realidad, cuantas olas nacen y mueren cada día. Nunca pude terminar de contarlas. Antes de acabar siempre me quedo absorto mirándolas. Y es que siento una gran atracción por su fortaleza y ese afán de llegar a un destino en el que se encontrarán con su final.  Parecen alegres.  Algunas, incluso, rebosan espuma de la emoción. También se levantan orgullosas y pasean su energía mientras se alzan ante el inminente contacto con la playa. Y cuando, por fin rompen, mas que una muerte es un estallido que pretende dejar las cosas en su sitio, una especie de aquí estoy yo. Las olas son fuertes viajeras, peligrosos enemigos en días de mar gruesa, divertidos juguetes en el cálido verano para los niños. Guardan, como todos, diversas caras que presentar dependiendo del viento que sople cada día. En ráfagas el viento peina las olas y debe hacerles sentir tan bonitas que se levantan para que les vean. Más lejos la luna juega con ellas, las

Riqueza (emocional) contra el aburrimiento

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Estímulo visual He aprendido que la observación es mucho más que un método de conocimiento. En mi caso se ha convertido en una fuente inagotable que alimenta mi curiosidad a la vez que me sirve para ejercitar la empatía. Años de miradas curiosas me han llevado a reflexionar mucho sobre las causas de situaciones que parecen causantes de infelicidad. A una de ellas le dediqué un post hace ya un tiempo, concretamente se trata del  aburrimiento , entendiendo que mi preocupación tiene que ver con las implicaciones negativas que entendía que tenía para quienes los sufren. Básicamente orientaba ese primer relato hacia claves que puedan explicar qué es ese sentimiento y, sobre todo, qué hacer para combatirlo. Hoy la propuesta es dar un paso más y golpear en la línea de flotación al efecto más perverso del aburrimiento que es la apatía, la inactividad y la atonía emocional vinculada a ella. Un cuento sobre la riqueza emocional. La primera propuesta es abrir boca con un cuento titulad