De la ilusión al entusiasmo

¿De qué disfrutas? ¿Qué hace que te muevas? ¿Cuando eres inquieto?

Responder a estas preguntas te lleva a identificar tus fuentes de placer, tus motivaciones, tus fortalezas personales y tus ilusiones. 

De la ilusión al entusiasmo
La mayoría de las personas que no persiguen sueños, que no se ilusionan o no viven con entusiasmo comparten una visión temerosa de sus vidas, una estrategia de conservar, una política de más vale lo malo conocido... En definitiva buscan razones, escusas, argumentos que les permita abandonar ante el temor a sufrir. Y, posiblemente, esa actitud les genera más dolor del que quieren evitar.

Ayer invite a dos personas a dar testimonio de sus ilusiones en un curso que imparto en la Universidad de Deusto. Además de volver a ser testigo de la magia de la empatía emocional, supimos de algunas claves que les habían ayudado a seguir viviendo con ilusión pese a los golpes de la vida.

Aitor e Higinio hablaron de la importancia de las personas, de haber descubierto lo bueno de los demás a través de la necesidad de ayuda, y por tanto lo que se aprende siendo generoso, dándose a los demás. Compartieron su experiencia de que apoyándote en tus fortalezas personales, en las cosas que amas hacer, viviendo apasionado con todo ello, llegas a un punto en que vivir se convierte en algo mucho más importante que conservar la vida. Ellos eran protagonistas de historias en las que el amor a la vida había sido mayor que al hecho de tener vida, un modo perfecto de ejemplificar aquel axioma que decía "si tienes un por qué encontrarás el cómo".

Ellos explicaban que todos jugamos con el umbral del dolor o del miedo. Sucede que cuando no puedes más cambias, buscas, exploras, te expones. No hace falta llegar a ese punto para decidir cambiar, para vivir la vida con entusiasmo, abierto a las sorpresas que nos esperan.

Entusiasmo

El camino pasa por marcarse pequeños retos y no cejar. Si algo no se puede alcanzar buscar otra meta semejante que perseguir. Llenar a diario las dos cajas de Higinio. En una para dejar las malas experiencias y desprenderse de ellas, y en la otra ir anotando las buenas, los logros para tenerlos todo lo presentes que podamos en cada instante de vida.

Si pretendemos vivir con ilusión debemos practicar el entusiasmo. Es imprescindible saber lo que nos gusta, lo que nos satisface, lo que nos genera placer y bienestar. Y luego debemos ser conscientes de que lo que gusta, a veces, hace sufrir. Entrenando la ilusión, persiguiendo nuestros sueños, profundizando en nuestras fortalezas podemos llegar a vivir con entusiasmo, que no es más que una característica, un rasgode quienes viven habitualmente con ilusión.

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