Incapacidad para ser feliz

Incapaz de ser feliz
El pasado 20 de marzo se celebró el Día Internacional de la Felicidad para reclamar el derecho de todas las personas a su bienestar y a su desarrollo personal. Es verdad que hay un debate sobre la conveniencia de señalar y celebrar los "días de..." pero más allá de esto observo, desde hace mucho, resistencias de muchos tipos con respecto del concepto de felicidad.

No ocultaré mi militancia en la psicología positiva que va más allá de la adhesión a un movimiento. Desde siempre he percibido las posibilidades de los conocimientos de la psicología para ser aplicados para el beneficio de las personas. Por eso he observado con detenimiento las críticas que se hacen a la felicidad.

Desde un punto de vista académico se han lanzado críticas severas en el contexto de polémicas como las que protagonizaron Marino Pérez y Carmelo Vázquez o como las expresadas más recientemente en las páginas digitales del blog "Rasgo latente" titulado "En defensa de las personas tóxicas". Como no soy académico tan solo me limitaré a señalar que, tras leer todas estas publicaciones, no termino de observar obstáculos importantes que deslegitimen la investigación en materia de psicología positiva en general. Es más mi experiencia profesional tanto desde el punto de vista terapéutico, educativo y social sostiene argumentos suficientes en contra.

Me voy a centrar más en las objeciones a nivel de calle. Las que se refieren o bien a la dictadura de la felicidad, o bien a la intencionalidad manipuladora que esconde la búsqueda de la felicidad, así como al negocio o la moda sobre todos estos temas.

Ser feliz es una aspiración universal. Tal vez se pueda definir de distintas maneras porque a cada persona nos hacen felices cosas y situaciones diferentes. Pensar y estudiar sobre cómo alcanzar ese estado no parece tarea inútil ni poco valiosa, aun suponiendo que los resultados no fueran exitosos. Pero entonces, ¿qué molesta de este esfuerzo? La respuesta se me reveló hace unas semanas en un viaje en coche con mi compañero Rogelio Fernández. En una conversación yo le explicaba cómo determinados acontecimientos de mi vida me habían dejado como huella la evidencia de que lo aparentemente imposible puede suceder. Bien es cierto que esto nunca me ha llevado a la ingenuidad de pensar o de esperar que siempre suceda así. Pero comentaba con Roge que para mi ha supuesto una experiencia imposible de ignorar. Como aquel que un día hace un descubrimiento y constata que aun quedan cosas que descubrir, así como la magia de hacerlo.
Incapacidad para ser feliz

Es en este punto donde mi historia enlaza con el tema del post. ¿Cómo explicar el amor a quien nunca se ha enamorado?, ¿o a quien habiéndolo hecho se ha quedado en el sufrimiento de la ruptura?, ¿cómo explicar la felicidad a quien no la ha experimentado o, habiéndolo hecho, se ve más dolido por su pérdida?

La vida es difícil y en ello radica su belleza. La felicidad es un camino que, a veces, se disfruta y que permite convivir mejor con el sufrimiento. Todos tenemos la capacidad y el derecho a ser felices. Solo la injusticia, la desigualdad y la incapacidad para superar el dolor nos impiden serlo. Sinceramente creo que detrás de la crítica sistemática a la felicidad, o al anhelo de conseguirla, solo hay una declaración más o menos explícita de incapacidad para ser feliz.

Comentarios

  1. Es muy interesante cuando dices ¿ Cómo explicar el amor a quien nunca se ha enamorado?.... ¿ cómo explicar la felicidad a quien no la ha experimentado...? Es lo mismo que dirigirte a un ciego de nacimiento y explicarles cómo son los colores ¿ Cómo hacerlo ?
    Hay cosas que no se pueden explicar, solamente hay que vivirlas.
    Es lo mismo que cuando yo quiero transmitir ( no inculcar ) mi fe.
    Es difícil, pero no imposible.
    Hay que experimentar lo que con palabras no puedo expresar declarar o interpretar. Es buscar la realidad de lo que estas viviendo.
    Saludos

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    Respuestas
    1. Rafael, muchas gracias por tu comentario. Nuestras experiencias, así como la interpretación que hacemos de ellas, son las que determinan principalmente nuestra capacidad de disfrutar de la vida.

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  2. Van pasando los años y te detienes en recordar el tiempo trascurrido. Simplemente recordarlo. Todo lo que querías conquistar. Metas que te propusiste. Retos que afrontaste…
    Te detienes y miras tu interior y te das cuenta que todo ha sido un espejismo. Porque la realidad te llevaba por otros derroteros, por otros caminos. Caminabas de prisa, corriendo, apresurado… Son muchos años vividos con o sin acierto, los metes en una maleta sin cerradura, solo sujeta con una simple cuerda para que el que la quiera abrir lo haga sin esfuerzo, no hay nada que ocultar. Solo hemos vivido lo que nos han dejado vivir, aquellos que nos dominaban haciendo lo que ellos querían para su propio beneficio.
    Un buen día te despiertas de un mal sueño, de ese sueño que creías que formaba parte de tu vida y descubres que todo es una mentira y solo ves a los tiranos, los que nos quitaron la libertad y nos ataron a las cadenas del consumo, religiones y el poder…, nos decían (que hay estaba la felicidad).

    A algunos nos han dejado comprobar que la felicidad es otra cosa, que había otros caminos para encontrarse con ella. Yo siempre he pensado que cuando niños la felicidad era: Poder comer todos los días. Tener un techo y una cama donde dormir, un majal de tierra para sembrar y agua y luz que nos alumbrara cuando se imponía la oscuridad. No conocía el becerro de oro, ni el odio ni la maldad. Nuestros padres nos querían y soñábamos con ellos porque nada tenían y las puertas se dejaban abiertas por la noche, no había nada que robar, pero éramos felices en la nada.

    Hoy lo tienes todo, sonríes a la vida orgulloso de lo conseguido, de lo almacenado aunque sea robado. Y ¡o! sorpresas… Todo lo que tengo me entristece, solo soy feliz con las personas que aún me rodean, pocas, pero son las que no se compran con dinero, (sin ellos sería la nada).
    Aparece de pronto ese niño que fuimos y te aferras a él para caminas por el precipicio, aferrado a la nada, desprendiéndote de todo menos de la sonrisa y la mano tendida, con la maleta repleta de pergaminos y letras que desordenadas nos marcan el camino para buscar la libertad, compartiendo el corazón y la nada, con los que saben ser felices a pesar del barro y las alambradas.
    Todo lo demás es pura utopía. Estamos vivos y ¿qué más queremos ser?, -si lo tenemos todo mientras respiramos.
    Cuando un niño se ríe contigo… y pregunta y pregunta, y tú le sonríes y ríes y lloras con él porque la alegría te contagia… Su alegría te guía y miras dentro de ti y ves lo malo y lo bueno, la felicidad que llevamos dentro, te aferras a ella y caminas esperando el momento que se acabe tu vida ya que no te preocupa. Sabes que la vereda es segura aunque las zarzas hieran tu cuerpo, pero nunca llegara a morder tu alma.

    Un abrazo Pablo

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    1. Amigo Antonio, como siempre un placer tenerte de nuevo por aquí!! Gracias por tu regalo en forma de cajita llena de palabras tan sinceras como bellas!!

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    2. Me has conmovido por tu honestidad, gracias por tu forma de expresarte y por lo que ello aporta en este tema

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