Sumar o dividir, la matemática emocional.

Matemática emocional
Al hilo de la propuesta de taller que hemos realizado sobre el fortalecimiento del amor de pareja ha habido algunas conversaciones y mails que me llevan a hablar un poco de la matemática emocional.

Veamos. Lo primero creo que fue un correo en el que alguien me decía que el tema le encantaba y que le gustaría mucho participar pero que no iba a poder "arrastrar" a su pareja. Me sorprendieron dos cosas. La primera es la constatación de lo lejos que a veces están las parejas de compartir intereses. Me parece un buen indicador de salud emocional cuando uno tiene la capacidad de verse atraído por una propuesta de su pareja aun cuando cueste un poco. La segunda cuestión que me llamó la atención fue el hecho de que nuestra propuesta no especificaba de ninguna forma la obligatoriedad de participar en pareja, pero es evidente que esta persona entendió que solo podía ir en "pack" de dos.

La segunda llamada de atención vino de uno de los más fieles miembros de la red de entrenando emociones. Sencillamente planteó qué sentido tiene pensar en fortalecer la pareja si solo lo quiere uno de los dos. Me pareció que ambas observaciones apuntaban en una dirección parecida y que pedían ser comentadas.


Uno más uno es uno y también tres.

Creo que la pareja es, desde luego, más que la suma de dos unidades. Se trata de dos individualidades que se anudan. Las miradas de amor se abrazan, a veces, tan fuerte que puede pensarse que sus miembros se han fundido en uno. Pero las más de las veces la pareja es un espacio común, una intersección de dos vidas. Así de la suma de dos salen tres.


Amor de pareja
El balance emocional 

En la medida que exista ese espacio común hay proyecto de pareja. Otra cuestión es qué contenga, de qué patrimonio esté constituido. Hay muchos intereses que mantienen a las parejas unidas aunque poco tengan que ver con el amor inicial. Amor y pareja son conceptos relacionados pero que generan algunos problemas. Aparecen dilemas y hay que tomar decisiones tras ponderar poniendo negro sobre blanco nuestro balance de felicidad global. Pero este hecho abre completamente la puerta a la posibilidad de que uno solo intervenga e influya en el fortalecimiento del proyecto de pareja. Restar o dividir emocionalmente tiene mucho que ver con orientar las decisiones individuales en contra de la supervivencia de lo común.


Responsabilidad emocional.


Y llego al punto que me parece clave tanto en la conversación sobre pareja o sobre cualquier otro aspecto de nuestra vida, el de la responsabilidad. Si creemos que hace falta que ciertas cosas cambien debemos hacer algo para que pase. Si deseamos seguir con nuestro proyecto de pareja será necesario que aportemos, que pongamos para la suma de lo común. Si creemos honestamente que se ha acabado el camino que hacer juntos pues habrá que decirse adiós. La cuestión es que sea como sea la matemática emocional en el amor o en otros contextos nos exige la suma de la aportación mucho más que la resta o la división de la queja, el lamento o el daño intencionado.

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