Orgullo

Corredores orgullosos
Hay emociones con cierta mala fama y una de ellas es el orgullo. No creo sorprender mucho si confieso que la reflexión que ofrezco va orientada hacia los aspectos positivos de este sentimiento. ¿Qué piensas de él? ¿Que te viene primero a la mente: la arrogancia, la vanidad, el exceso de estimación propia, o la satisfacción que se experimenta por algo vinculado a uno y que se considera valioso? 


¿Qué es el orgullo?

El orgullo es un sentimiento que no deja indiferente a nadie, y en el que aparecen con claridad y rápidamente tanto lecturas positivas como negativas. Desde luego, como emoción, toca un campo delicado y resbaladizo que es el de la imagen y/o identidad sobre uno mismo, el de la estima personal. Nuestra relación con nosotros mismos es fundamental y la base desde la que construimos nuestro mundo y la relación con los demás. El orgullo es la satisfacción profunda del ser vinculada con el resultado de una acción propia, o ajena en la que se ha intervenido de alguna forma o, sencillamente, con la que me encuentro identificado y por ello hago propia. 
Mis hijos, como para no estar orgulloso de ellos...
Sentirse mejor, superior a los demás puede fundamentarse en evidencias. De hecho todos somos mejores (y peores) que otros en muchos aspectos. La diversidad posibilita que haya diferencias entre las personas que nos permiten alcanzar logros distintos en función de capacidades y esfuerzos gestionados de manera individual. El problema radica cuando un resultado mejor sirve de argumento para considerar que se está por encima de los demás en todos o casi todos los aspectos. Por el contrario creerse peor es paradójicamente la otra cara del mismo problema, el de la incapacidad de observarse a uno mismo de una manera ajustada a la realidad.

Lo que hacemos, o aquello en lo que hemos intervenido puede generar orgullo. La satisfacción por la autoría de un trabajo, por el resultado de un esfuerzo realizado, por las consecuciones de nuestros hijos son algunos ejemplos del orgullo vinculado al resultado de una acción. En este caso el sentimiento viene de la mano de la vinculación con lo ético como el trabajo bien hecho o la ponderación del esfuerzo por encima del resultado.

Otra manera de sentir orgullo es la identificación desde el punto de vista de la pertenencia. De alguna forma la territorialidad sigue moviéndonos emocionalmente con intensidad por lo que, en la medida que nos identifiquemos con este tipo de elementos externos, el orgullo hará acto de presencia como una especie de adhesión emocional al grupo de referencia. Algunos ejemplos pueden ser los fans de los equipos de fútbol, la ciudadanía vinculada a un barrio, a una ciudad o a un país, la pertenencia a una empresa, etc...

¿Orgullo, arrogancia, vanidad, cabezonería o autoestima?

Tal vez el problema es lo que comúnmente se entiende por pecar de arrogante, es decir, ser excesivamente orgulloso. Creo que hay cierta confusión entre el sentimiento y la cualidad, es decir entre lo que significa sentir orgullo y lo que es ser orgulloso. Hay personas que desde un pretendido ejercicio de defensa de lo propio, de lo esencial de uno, del respeto que entienden que se merecen, de una lectura personal de la justicia usan el orgullo como un reducto o trinchera en el que refugiarse ante agresiones o ataques externos reales o percibidos. Estas personas reaccionan así defendiendo su territorialidad identitaria individual, por lo que deberíamos hablar más de autoestima que de orgullo propiamente dicho. Me duele porque me siento agredido.
Cabezonería

Otra confusión tiene que ver con la cabezonería, otra cualidad que consiste en la dificultad para ceder, para cambiar de posición, de pensamiento por entender que se trata de una pérdida inaceptable que afecta a la propia identidad.  La vanidad es otra cualidad que suele vincularse con el orgullo. La principal diferencia que observo es que el vanidoso necesita publicitar su satisfacción, cosa que el orgullo no requiere especialmente.

Picar en el orgullo de los demás es una forma de estimular su movimiento. Es una técnica de motivación que en el deporte se usa con frecuencia. Pero hay una línea fina que no es conveniente pasar. Sentir orgullo como elemento de superación personal es útil pero usar el orgullo como arma contra otros es claramente inadecuado puesto que alimenta un estilo negativo de relacionarse con el entorno.


Vanidad

Me parece que sentirse orgulloso es una manifestación generosa de la identidad personal que se reconoce a sí misma en la satifacción de lo bien hecho. Todo lo que no sea una vivencia abierta y no restrictiva de ésta nos llevará por un camino de insatisfacción no propia del orgullo, que precisamente se caracteriza por lo contrario. Educar el orgullo tendría que ver con verse seguro de lo que se es y de lo que se tiene, observar las diferencias como oportunidades que aprovechar si se quiere y no como afrentas, entender y responder a las agresiones desde el punto de vista de derechos y no desde las emociones que generan.


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